Perú 1980-2020
Portada: Nuestra versión 1980-2020 de "Los funerales de Atahualpa", óleo de Luis Montero (1867). Ilustrador: @lepench
CONTENIDO
PRESENTACIÓN
Este Quehacer Nº 5 tiene historia. Inicialmente fue pensado como un número dedicado a los 40 años del inicio de la “lucha armada”, tal como la llamó Sendero Luminoso. El tema nos pareció pertinente: han pasado cuarenta años y el Perú ha cambiado poco si tomamos en cuenta las recomendaciones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) que el presidente Valentín Paniagua creó, contra viento y marea, en 2001. En el proceso de confección de este número apareció el virus.
Esta pandemia es la primera en la historia de este mundo globalizado. La llamada “peste negra” que asoló sobre todo a Europa en el siglo XIV y mató a un tercio de su población se dio en un momento en el cual América no “existía” como continente. Su aislamiento geográfico, ahora se podría decir su “confinamiento”, fue su mejor vacuna. Hoy esta pandemia se da en un mundo globalizado en el que las distancias se han “achicado” desde el punto de vista temporal, como también se ha “aumentado” el contacto físico y visual entre todos los seres humanos. Curiosamente hoy el mundo es más grande, pero al mismo tiempo está más cerca de nosotros. Hoy esta pandemia nos dice que ese mundo debe de cambiar.
Varios aspectos ligan estos dos temas. Uno de ellos y acaso el principal es la proximidad de la muerte. También el temor por el “otro”. Si en el conflicto armado el temor al “otro” por ser senderista o militar causaba miedo, hoy lo tenemos con el “otro” próximo a uno porque contagia. El otro como una suerte de mensajero de la muerte. Los lazos que consolidan y le dan sentido a una comunidad, más allá de sus múltiples carencias, se disuelven en el aire, ya sea por el temor, la desconfianza, la desigualdad, la pobreza y también por la falta de solidaridad. Tanto la violencia de los ochenta y noventa como la pandemia actual nos muestra, una vez más, los límites y falencias del Estado, de la economía, de la política y de nuestra propia convivencia al no ser una comunidad nacional de hombres y mujeres iguales.
Otro aspecto es el miedo al regreso de la violencia, una posibilidad que se intuye en las tensiones que generan en esta crisis la pobreza y la desigualdad. Cuando le preguntamos al religioso y exmiembro de la CVR Gastón Garatea en la entrevista en este número si cree que la violencia podría resurgir en el país nos respondió: “Creo que sí, que puede resurgir una violencia como la que tuvimos en el tiempo de Sendero. Y lo creo con miedo. Hay cincuenta mil focos de violencia que no se ven con claridad. En eso la prensa también es culpable, porque informa lo que le da la gana, pero no informa la verdad. Si no se cambian esas estructuras de injusticia, pobreza, desigualdad, el peligro de un rebrote de esa violencia está presente”.
Este número tiene dos partes: la primera, sobre el conflicto armado visto con los ojos del presente; la segunda sobre la pandemia analizada desde diversos ángulos. En la sección internacional hablamos sobre el enfrentamiento entre China y EEUU y la posibilidad de una nueva guerra fría entre ambos países, como también de los efectos de la pandemia en América Latina.
Queremos agradecerles a todas y todos por su apoyo y compromiso con este número. Quehacer es una revista que es posible gracias a la solidaridad de sus colaboradores.
Hoy se habla de la necesidad de “una nueva convivencia”. Esa “nueva convivencia” requiere, como muchas cosas en este mundo, de condiciones materiales para que sea posible. Es decir, si nos atrevemos a cambiar el país, el Estado, el actual modelo económico, que cada día se hace más insoportable para la mayoría de las y los peruanos; a construir una democracia que nos represente; a tener políticos que trabajen en función del interés público y no para el dominio de los grandes grupos económicos; a promover políticas que creen un trabajo digno, a mirar al campo; a luchar por la igualdad entre los hombres y mujeres; a tener un Estado soberano e independiente; pero sobre todo a entender que si queremos tener una “nueva convivencia” los derechos deben ser universales, es decir, para todas y todos por igual.
Alberto Adrianzén, director
Junio 2020