¿Estamos ya en la Gran Depresión capitalista del Siglo XXI?
La crisis económica provocada por la pandemia hará que el PBI mundial se reduzca en por lo menos 10% en 2020, cifra que es ya un consenso de los analistas económicos. Esta caída es mucho más fuerte que la de 2009 cuando el PBI cayó 0.6% y que se denominó la Gran Recesión. En 2009 todos salieron golpeados, pero mucho más las llamadas “economías avanzadas”. Sin embargo, la recuperación fue rápida, en forma de V: en el 2010 el PBI mundial creció 5.3%. La caída del 10% de 2020 ha batido todos los records, pues ha superado la “cifra terrible” de 1929, cuando el PBI cayó 7%. El retroceso económico se prolongó toda la década del 30 y se le denominó la Gran Depresión. ¿Estaríamos frente a una Gran Depresión como los años 30? Miremos más de cerca.
La diferencia entre 1929 y 2020 es que hoy la crisis no tiene como origen los shocks provenientes del sector económico y financiero, como la crisis de 1929 (o la del 2008-2009). Su causa inmediata es la propagación del coronavirus en todo el mundo, lo que ha provocado lockdown, es decir, la parada casi total de la actividad económica y políticas de confinamiento de la población para evitar el contagio. Eso ha sucedido en EEUU, Francia, Italia, España, India, Japón y China (en este país en menor medida), para mencionar a los países de importancia económica relevante.
Sin embargo, la gran similitud de la crisis actual con la Gran Recesión de los años 30 podría estar en que la recuperación tomaría un tiempo prolongado (en forma de L dicen los economistas). Recordemos que la Gran Depresión recién terminó en 1945, con el fin de la II Guerra Mundial.
¿Por qué se retardaría la recuperación? Para Paul Krugman, eso depende de cómo los países manejan la epidemia. Si lo hacen mal habrá rebrotes, mayor número de fallecidos y, por tanto, nuevas cuarentenas.1 Para Nouriel Roubini, podría haber una “Depresión Mayor” en esta década del 20 y cita diez razones para que ello suceda.2
La crisis actual se instala en medio de una lucha entre EEUU y China por la hegemonía en el Siglo XXI. El crecimiento económico espectacular de China la ha convertido ya en la segunda potencia económica, muy cerca de EEUU. China es ya el país líder en exportaciones mundiales de productos manufacturados (industriales), con el 18% del total mundial, seguido de Alemania y EEUU, con el 10 y 8%, respectivamente. Además, China ha logrado un importante avance tecnológico en la “economía del futuro”: economía digital, telecomunicaciones y está a punto de lanzar una ofensiva con el yuan digital que amenaza la supremacía del dólar.
La respuesta de Trump ha sido la aplicación de una política de “desglobalización” que implica hacer retroceder la interdependencia de las cadenas globales de valor de la producción mundial para traer las fábricas y los empleos de vuelta a EEUU con el objetivo de “hacer a América grande otra vez” y convertirla en la “Fortaleza América”. Esta interrupción de la globalización liderada por las empresas transnacionales se convierte así en un factor relevante que retardará el crecimiento económico. Más posibilidades de que la recuperación sea prolongada, en L.
También tenemos la crisis de las instituciones multilaterales que nacieron en Bretton Woods en 1944: FMI, Banco Mundial, Organización Mundial del Comercio (inicialmente fue el GATT)3 y una serie de organismos de Naciones Unidas: FAO, OIT, UNESCO, UNICEF y también la Organización Mundial de la Salud (OMS), a quien Trump le acaba de suspender la cuota anual de US$ 480 millones que le corresponde otorgar a EEUU.
La crisis del multilateralismo es solo el síntoma de la enfermedad. La causa es el fracaso del proceso de globalización liderado por las transnacionales. Y la iniciativa “trumpista” de “hacer América grande otra vez” está socavando los pilares de la globalización neoliberal, a la vez que agrava el cambio climático, debido al renovado impulso de los combustibles fósiles desde su salida de los Acuerdos de París en la COP 15. Vamos a transitar, entonces, por caminos inexplorados. Un cambio de época.
El impacto en la “periferia”
Los principales socios comerciales de América Latina son China, EEUU y la Unión Europea. Si ellos caen, nosotros también. Según cálculos hechos por el FMI a fines de abril, el PBI de América Latina cae -5.2% y llevan la delantera México y Brasil, con -6.6 y -5.3%, respectivamente. Chile y Perú caen igual: -4.5%. Pero esta cifra ya es obsoleta, porque fue calculada por el FMI con un periodo de cuarentena de solo dos semanas. Como las cuarentenas están por encima de los dos meses, las caídas en el PBI serán mayores.
A mediados de mayo, el economista Bruno Seminario afirmó que la caída del 2020 seria de por lo menos 16% del PBI. La pregunta es, entonces, ¿en cuánto tiempo se podrá recuperar la economía y volver al PBI del 2019?
Lo primero a analizar son los factores de crecimiento económico. En una economía pequeña y abierta, como la nuestra, con una gran dependencia de nuestras exportaciones de los precios de las materias primas, los factores que impulsan (o retardan) el crecimiento -el Ministerio de Economía y Finanzas la llama “variabilidad”- dependen en un 60% de factores externos, tales como la demanda mundial, los precios de las materias primas y la tasa de interés, entre otros.
Así, durante la gran recesión de 2009, el PBI peruano cayó de 9 a 1%, pero se recuperó rápido y creció 8.5% en 2010. ¿Por qué? La respuesta, como ya lo hemos visto, es que la recuperación mundial también fue rápida: 5.3% del PBI en 2010. Lo más importante: el PBI de China creció 9.2% en 2009, año de la gran recesión. Y en 2010 creció 10.4%. En ese contexto, los precios de las materias primas (cobre, oro, zinc, plomo, plata, que el Perú exporta), también se recuperaron rápidamente.
Hoy, esa recuperación de la economía mundial está en duda. Por tanto, la nuestra también. Y aquí es necesario volver a la caída de 16% del PBI en 2020 que señala Bruno Seminario y compararla con las anteriores grandes recesiones de la historia peruana. Waldo Mendoza nos dice que de las cuatro grandes recesiones peruanas, la mayor fue la de la guerra con Chile, de la cual salimos recién en 1902, luego de 24 años. Después viene la recesión de la Independencia (14 años), la crisis de los años 80, durante el gobierno de Alan García (10 años) y la crisis de los años 30 (5 años).
Como no es viable una recuperación en V, lo más probable es que la recuperación sea prolongada. La discusión va para varios años.
Conclusiones
Estamos frente a un cambio de época causado por un virus que ha desatado la mayor crisis económica de los últimos 100 años y que puede convertirse en la mayor crisis de la historia del capitalismo. Esta crisis, que es ya una Gran Recesión, puede convertirse en una prolongada Gran Depresión, con gravísimas consecuencias para la economía mundial.
La actual crisis económica se produce, primero, cuando se lleva a cabo una disputa por la hegemonía mundial en el Siglo XXI entre EEUU y China. Segundo, cuando el proceso de globalización económica liderada por las empresas transnacionales ha demostrado su fracaso. Y, tercero, ocurre cuando el cambio climático agrava la viabilidad del planeta Tierra debido a la necesidad interminable de la expansión de la acumulación capitalista, que degrada los bosques y los mares, a la par que necesita los combustibles fósiles.
Los países dependientes de la exportación de materias primas, como el Perú, tienen una gran dependencia en los factores externos, que son los que determinan la variabilidad de su crecimiento. En el caso de muchos países de América Latina, incluido el Perú, el boom de altos precios de las materias primas de 2004 a 2013 (con una interrupción por la gran recesión de 2009), sustentaron el crecimiento económico basado en el modelo primario exportador.
La necesaria reactivación y crecimiento económico no puede tener como eje la actual estructura económica concentrada y oligopólica creada por las políticas de libre mercado y que es incapaz de satisfacer las necesidades básicas de la población. Hay que realizar cambios que nos alejen del “fundamentalismo de mercado” y su concentración oligopólica. En el corto plazo, la orientación principal debe ser el refuerzo inmediato del sector salud, educación, infraestructura y seguridad alimentaria, con énfasis en el apoyo e impulso a la agricultura familiar. Y también el apoyo a las pequeñas y micro empresas, que son las más golpeadas por la “recesión inducida” causada por la pandemia.
Necesitamos una nueva ecuación entre mercado y Estado en un marco de impulso a la diversificación productiva creadora de empleos, que reduzca la informalidad y que priorice la lucha contra la corrupción. Para terminar: ¿Es que nos acercamos a una crisis sistémica del capitalismo? Para responder a esta cuestión, recordemos la formulación de crisis sistémica de Inmanuel Wallerstein: “cuando un sistema, biológico, químico o social se desvía mucho, y de manera muy frecuente, de su situación de estabilidad, ya no puede reencontrar su equilibrio: esa es la bifurcación. En 30 o 40 años emergerá un nuevo sistema: podría ser un sistema explotación más violento que el capitalismo, así como también un modelo más igualitario y redistributivo. Depende de lo que hagamos”.
Footnotes
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[How Long Will It Take for the Economy to Recover?] (https://www.nytimes.com/2020/05/21/opinion/economy-recovery-coronavirus.html). Entrevista de Spencer Bokat-Lindell a Paul Krugman, publicada en New York Times, 21/05/2020. ↩
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[La “Mayor Depresión” que viene con la década de 2020] (https://www.project-syndicate.org/commentary/greater-depression-covid19-headwinds-by-nouriel-roubini-2020-04/spanish). Project Syndicate, 28/04/2020 ↩
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Siglas de General Agreement on Tariffs and Trade. En español, Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles. ↩