La victoria de Trump en el BID
Cuando faltaban apenas poco más de cuarenta días para la elección presidencial del 3 de noviembre, Donald Trump, desprestigiado ante los ojos del mundo y de buena parte del electorado estadounidense impuso con holgura a su candidato a la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Mauricio Claver-Carone, para un período de cinco años. Para lograrlo, desconoció el derecho internacional consuetudinario (Resolución 73/203 del 20 de diciembre de 2018 de la Asamblea General de las Naciones Unidas) aplicable a las normas del Banco. Así, la máxima representación del organismo, que desde su fundación en 1959 estuvo a cargo de un ciudadano latinoamericano o caribeño, se encuentra desde el 1° de octubre en manos de un estadounidense.
De nada sirvieron las múltiples voces que advirtieron sobre la necesidad de postergar las elecciones para ser realizadas presencialmente durante la Asamblea General del BID, programada para marzo de 2021 en Colombia. La gravedad de la situación económica y social de los países y el desconocimiento de las normas, como lo hizo Trump, hubiera requerido un debate que no tuvo lugar. La pandemia y el cierre de las fronteras impidió que se realizara la Asamblea Anual prevista en marzo de este año.
El pretexto de Trump para proponer un candidato estadounidense a la presidencia del BID fue cumplir con el compromiso de ayudar a la recuperación económica de América Latina y el Caribe, fuertemente afectada como consecuencia de la pandemia. Con solo 8% de la población mundial, presenta 25% de los contagios y 28% de muertes por COVID-19 en el total mundial. El BID canaliza alrededor de 12 mil millones de dólares anuales al financiamiento de infraestructura y desarrollo en la región, cifra mayor a la que destina cualquier otro banco multilateral de desarrollo, incluido el Banco Mundial.
Al gobierno de Estados Unidos le preocupa la creciente participación de China en organismos multilaterales de la región. China tiene estatus de observador en la Organización de Estados Americanos (OEA), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Alianza del Pacífico; además mantiene estrechos lazos con la Comunidad del Caribe (Caricom) y con la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina. China se convirtió en miembro del BID en 2008 y su ingreso generó grandes expectativas. Su anterior presidente, el colombiano Luis Alberto Moreno, resaltó en múltiples oportunidades el potencial de ese país para ayudar a mejorar la calidad de la infraestructura de la región. Llegó a decir que “China es un socio esencial para la institución y para la protección de los beneficios sociales y económicos de América Latina”.
Esta presencia no le resulta indiferente a Estados Unidos. La última reunión anual del BID, programada para marzo de 2019 en la ciudad china de Chengdu, se suspendió por la amenaza del gobierno estadounidense de impedir el *quórum del evento si China no admitía la participación de Ricardo Hausmann, representante de Juan Guaidó en el BID. El gobierno chino quería evitar la presencia de los dos representantes, tanto de Guaidó como de Maduro, lo que llevó a la cancelación del evento. Varios meses antes de la reunión, el entonces subsecretario del Tesoro de Estados Unidos y actual presidente del Banco Mundial, David Malpass, instó al BID a considerar la realización de la reunión en China y advirtió sobre los “avances sustanciales” que este país había hecho en los bancos multilaterales de desarrollo.
El nominado
Trump propuso candidatear a su hasta entonces asesor para la región en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Mauricio Claver Carone, el 16 de junio y si bien la mayoría de países le dio su respaldo inmediato, sin conocer siquiera su plan, Argentina, Chile, México y Costa Rica se opusieron a esa postulación, por no respetar la tradición de mantener a un miembro de la región en la presidencia. En el mismo sentido se pronunció el representante de la Unión Europea, Joseph Borrell, así como los comunicados suscritos por expresidentes latinoamericanos y europeos, ex cancilleres latinoamericanos y en general la comunidad académica y política de la región. A este rechazo se sumaron altos exfuncionarios norteamericanos, demócratas y republicanos. En una carta difundida el 3 de septiembre, afirman textualmente: “Elegir al estadounidense Mauricio Claver-Carone como presidente del BID no solo desataría una crisis institucional sin precedentes en el ente hemisférico, sino que pondría en riesgo el vital respaldo de Washington a esta entidad”.
La candidatura del también bloguero anticubano ?de hecho, es su mayor experiencia laboral? trasciende la nacionalidad del candidato. Mauricio Claver-Carone no reúne los requisitos para manejar una institución como el BID. La gravedad de su eventual nombramiento fue señalada por altos exfuncionarios norteamericanos, demócratas y republicanos, en una carta difundida el 3 de septiembre, en la que afirman textualmente: “Elegir al estadounidense Mauricio Claver-Carone como presidente del BID no solo desataría una crisis institucional sin precedentes en el ente hemisférico, sino que pondría en riesgo el vital respaldo de Washington a esta entidad”.
En el mensaje advertían que un triunfo de Joe Biden podría desencadenar un esfuerzo para sustituir al nominado de Donald Trump, Claver-Carone ya reunía las condiciones para ser nominado presidente del Banco. El 18 de agosto, un día después de su visita a Bogotá en compañía del consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Robert O´Brien, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia publicó un comunicado de respaldo a Claver-Carone, en el que se exhortó a los países a no postergar la elección. Este fue inmediatamente firmado por 17 países ((Bahamas, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, Panamá, Paraguay, República Dominicana, Surinam y Venezuela (de Guaidó)). Necesitaba al menos 15 votos del continente americano, que a su vez representaran más del 50% del poder de sufragio del Banco. Solo Estados Unidos, Brasil, Colombia y Venezuela (representada por Guaidó) reúnen el 48% del poder de sufragio.
Colombia cumplió bien con la tarea de gestionar el apoyo de la región al bloguero estadounidense, encomendada por Donald Trump. El presidente Iván Duque se encargó de los llamados telefónicos a sus colegas, mientras que la Cancillería se utilizó como plataforma para sumar los votos. El día anterior, los visitantes estadounidenses habían anunciado un préstamo por hasta cinco mil millones de dólares para Colombia en el marco de América Crece, iniciativa estadounidense que otorga créditos con la condición de restringir las relaciones con China. Aquella busca garantizar y regularizar las inversiones, especialmente en energía e infraestructura, con el sello de la actual administración republicana y está abierta a todos los países de la región, con la excepción de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
La última carta
Para postergar la elección, no quedaba otro mecanismo legal que impedir el quorum reglamentario en la asamblea extraordinaria virtual, prevista para el 12 de septiembre. Los Gobiernos de Argentina, Chile, Costa Rica y México habían respaldado públicamente la postergación de las elecciones y tenían en jaque la candidatura de Mauricio Claver-Carone. Con el 22,2% del poder de sufragio de los cuatro, más el 1,21% de Uruguay ?que se había sumado a la propuesta, sin hacerlo público? faltaba apenas el 1,7% de los votos para frustrar el intento sin precedentes de Donald Trump, de hacer elegir a un ciudadano norteamericano como presidente de la institución. Para llegar al 25,1% requerido, se contaba con el respaldo de algunos países europeos con porcentajes pequeños de voto que hubieran podido cubrir el de Perú si este se seguía de largo en su proceso de evaluación. Sin embargo, la movida abortó.
La semana anterior a la elección, el rumor de que México abandonaría a sus aliados empezó a correr en la región como un fantasma escurridizo y agazapado. La especulación se adueñó de las redes sociales. Ante el silencio de su Gobierno, el martes 8 de septiembre el excanciller de México, Jorge Castañeda, puso en blanco y negro la supuesta traición ?sin mencionar la palabra? del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO), al informar que “México se rajó” del plan. De esta forma, el Gobierno mexicano —con el 7,3% del poder de sufragio— se haría presente en la elección virtual para rechazar el nombramiento de un estadounidense en la presidencia y regalarle su voto al hasta entonces candidato argentino, Gustavo Béliz. El fondo de este montaje sería asegurar, con su presencia, el quorum que necesitaba la sesión para elegir a Claver-Carone y quedar bien con su poderoso vecino del norte.
No es la primera vez que el presidente López Obrador actúa en sintonía con Trump. El 8 de julio realizó una muy cuestionada visita a Washington para celebrar el primer aniversario del TMEC, el nuevo tratado de libre comercio de América del Norte. Ni siquiera asistió el otro socio, Justin Trudeau, presidente de Canadá. Pero el respaldo a Trump, en un escenario preelectoral, no sólo se puso en evidencia por su visita, en la que ni siquiera estuvo en la agenda la situación de los migrantes mexicanos y sus derechos.
Su discurso en la Casa Blanca quedará entre los capítulos más vergonzosos y humillantes que registra la historia latinoamericana. En los jardines iluminados por un día radiante, parado en el podio al lado de Trump, señaló: “Durante mi mandato como presidente de México, en vez de agravios hacia mi persona y, lo que estimo más importante, hacia mi país, hemos recibido de usted, comprensión y respeto […] Quise estar aquí para agradecerle al pueblo de Estados Unidos, a su gobierno y a usted, presidente Trump, por ser cada vez más respetuoso con nuestros paisanos mexicanos […] Usted no ha pretendido tratarnos como colonia, sino que, por el contrario, ha honrado nuestra condición de nación independiente. […] Nos ha tratado como lo que somos: un país y un pueblo digno, libre, democrático y soberano”. Eso le dijo a Trump, quien durante su campaña presidencial llamó a los mexicanos “violadores” y “criminales” e hizo de la construcción del “muro” a lo largo de la frontera de los más de 3 mil kilómetros que los separa —y que supuestamente pagaría México—, uno de sus estandartes electorales.
La respuesta argentina
Al día siguiente de la publicación de Castañeda y de otras informaciones periodísticas, el canciller argentino Felipe Solá, anunció que Mauricio Claver-Carone sería el nuevo presidente del BID debido a que no se habían logrado los votos para impedir el quórum reglamentario el día de la elección. ¡Qué trágica y vergonzosa realidad! Los detalles de las negociaciones, las amenazas y los premios quizá no los conoceremos nunca.
En estas circunstancias, con la suerte echada, el Gobierno argentino anunció oficialmente el 10 de septiembre, que se abstendría de votar, lo cual implicaba participar de la elección y dar el quórum. Además de retirar a su candidato, Gustavo Béliz, instó a otros gobiernos a abstenerse en la votación. El gobierno del Perú, por ejemplo, explicaba que en el proceso de evaluación debía definirse la opción entre el candidato de Trump y el argentino, además de la postergación de la elección. Así, el 12 de septiembre, en un trámite expeditivo y con votación secreta, Mauricio Claver-Carone fue elegido presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con el apoyo de 30 de sus miembros, 16 abstenciones y 2 ausencias, entre las que se encuentra China. Según un comunicado de la cancillería argentina, se abstuvieron cinco países latinoamericanos (Argentina, Chile, México, Perú, y Trinidad y Tobago), además de los países socios miembros de la Unión Europea.
Ya sin el apoyo de México, el gobierno de Costa Rica cambió su voto e informó que apoyo a Claver-Carone después del diálogo telefónico que éste sostuvo con el ministro de Hacienda y con el canciller, a quienes prometió impulsar desde el Banco las propuestas de la excandidata costarricense a dicho cargo, Laura Chinchilla Miranda. Presidenta de la nación en el período 2010-2014, Chinchilla había retirado su candidatura el 3 de septiembre al denunciar, en una carta dirigida al presidente Carlos Alvarado, “el cambio abrupto de las reglas de la elección de parte del gobierno norteamericano, sin que previamente mediaran procesos de consulta o acuerdos institucionales”. En dicha carta afirmó “estar convencida que llevar a cabo la elección en este momento no ayudará a construir el clima de cooperación necesaria para que el BID pueda desplegar todo su potencial y desplegar el diálogo y la convergencia entre las naciones de nuestra región que permitan enfrentar con más éxito las complejas tareas que se avecinan”.
Alejar a China
El objetivo central del nuevo mandato del BID será frenar la influencia china en la región. Desde el Banco se fomentará el nuevo programa Regreso a las Américas, iniciativa que consiste en un conjunto de incentivos tributarios para que empresas multinacionales de capital estadounidense, que actualmente operan en Asia, retornen a los Estados Unidos y, a partir de ahora, también a América Latina y el Caribe. El nuevo presidente del BID ha dicho estar preocupado por las relaciones contranatura, en referencia a las estrechas relaciones comerciales financieras y de inversiones que algunos países como Perú y Chile, entre otros de la región, mantienen con China. Ha señalado también que “lo mejor que podemos hacer es trabajar con todos nuestros amigos aliados y todos los accionistas del BID para que éste sea una verdadera potencia financiera. Es mucho mejor que lo haga Estados Unidos y la región a que, por desesperación, se busque financiación de otros países”.
Si bien las políticas de préstamos del BID nunca han estado alejadas de Washington, el objetivo central de bloquear las relaciones comerciales y financieras con China representa una amenaza para la soberanía de la región en la definición de los términos de su inserción internacional. El Ministro de Economía y Finanzas del Ecuador, Richard Martínez Alvarado, renunció a su cargo el 7 de octubre para aceptar la invitación de Claver-Carone a la vicepresidencia del Banco. Su nombramiento será el aval de este atropello a la soberanía de América Latina y el Caribe. Una capitulación más de la región frente a Estados Unidos.