El ejemplo de Villa El Salvador
El nacimiento de Villa El Salvador tiene como el antecedente más importante la toma de tierras en abril de 1971 en el distrito de San Juan de Miraflores, duramente reprimida por las fuerzas policiales. Los pobladores resistieron, lograron llamar la atención de los medios de comunicación y el apoyo abierto de la iglesia católica logrando así iniciar un proceso de negociación con el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas.
El contexto de cambio lo permitía. El gobierno militar vio en esa “invasión” una oportunidad para ofrecer, además de terrenos para vivienda a los miles de pobres y a los migrantes que llegaban a Lima, un proyecto de nueva ciudad modelo, una comunidad autogestionaria de inspiración socialista, que iba muy a tono con el llamado “proceso revolucionario de las Fuerzas Armadas”.
Las primeras familias en llegar ocuparon los terrenos demarcados por el gobierno. La ocupación fue de norte a sur y el proceso de inscripción se daba en una dependencia del gobierno relacionada a los temas de vivienda. Cuando se ocupó parte significativa del territorio y se habían conformado los grupos residenciales, eran las Juntas Directivas quienes reasignaban los lotes, sirviendo como un mecanismo para controlar y evitar la especulación y el acaparamiento de la tierra.
Por ejemplo, si había un lote en abandono se procedía con el “blanqueo del lote” como se le denominaba a la acción de recuperación del terreno para la comunidad y la Junta Directiva Central decidía su nueva asignación de acuerdo a algunos criterios: no poseer lote en otro lugar, contar con familia y asumir el compromiso de participar y apoyar todas las actividades comunitarias, entre otros. El lote entregado a la familia pasaba a ser propiedad individual. El principal criterio para validar la posesión era el habitar el terreno, comenzar a construir la futura vivienda y hacer vida en la comunidad.
En 1973 en asamblea general de los dirigentes se acuerda que Villa El Salvador sería denominada como Cooperativa Integral Comunal Autogestionaria - CICA. Luego de intensos debates sobre la naturaleza del modelo cooperativo, se acuerda el nombre de Comunidad Urbana Autogestionaria de Villa El Salvador – CUAVES. Es esta entidad de autogobierno la que se encargaría por entonces de gestionar los terrenos libres.
Ya en los años noventa la mayoría de terrenos destinados para vivienda habían sido ocupados y comenzaron a tomarse los terrenos disponibles para los equipamientos urbanos previstos en la planificación original del asentamiento.
Es cierto que transcurridas varias décadas el proyecto socialista y comunitario de ciudad que representaba Villa El Salvador entró en crisis. Sin embargo, su importancia radica en que logró construir un imaginario de que es posible crear y construir colectivamente una ciudad por los propios pobladores. Figuras como María Elena Moyana, asesinada por Sendero Luminoso, o Michel Azcueta, su primer alcalde, fueron parte de ese imaginario que en 1987 hizo a Villa El Salvador merecedora del premio Príncipe de Asturias por “su práctica ejemplar para organizar una ciudad solidaria y económicamente productiva”.
Mural realizado por la artista plástica Fiorella Parvina, en el Centro de Comunicación Popular de Villa El Salvador. Foto de Mario Zolezzi.</em>
Y si bien la promesa de construir una ciudad modelo autogestionaria quedó en el camino, Villa El Salvador es, acaso, el mejor ejemplo de que es posible la autogestión y la superación de las lógicas de consumo y mercantilización de la vivienda. Villa nació como consecuencia de un acuerdo social entre sus pobladores. Eso es precisamente lo que ahora necesitamos para que los pobres de la ciudad no tengan que ocupar los terrenos residuales y de mala calidad. Es decir, lo que necesitamos para dejar de vivir en una ciudad desigual y dividida.