No hay, pues nada que reprochar a Marinetti por haber pensado que el artista debía tener un ideal político. (…). La ideología política de un artista no puede salir de las asambleas de estetas. Tiene que ser una ideología plena de vida, de emoción, de humanidad y de verdad. No una concepción artificial, literaria y falsa.

La escena contemporánea - José Carlos Mariátegui

A poco más de un año de la aprobación de la Política Nacional de Cultura al 2030 (PNC 2030), es necesario preguntarse por su importancia para el escenario cultural y artístico del Perú; en especial para las organizaciones de cultura viva y para las y los gestores culturales que activan desde sus barrios y comunidades aún en medio de la actual crisis sanitaria, económica, política y social. En una entrega anterior dialogamos con tres organizaciones de cultura viva comunitaria (CVC) de Lima Metropolitana para conocer los primeros alcances de la implementación de la PNC 2030. En esta nueva oportunidad dialogamos con Apoyarte Perú, una Asociación Civil sin Fines de Lucro que desde 2015 promueve la cultura y el arte en el distrito de Huanchaco - La Libertad.

Apoyarte Perú, asociación dedicada a trabajar con niñas, niños, adolescentes, jóvenes, adultos mayores y personas con discapacidad de las comunidades del distrito de Huanchaco, surge con el objetivo de prevenir la violencia y la delincuencia en la ciudad de Trujillo, enfrentando también la urgencia de resolver las principales carencias del barrio: el acceso a los espacios públicos y la revaloración del patrimonio y legado cultural. ¹ Este es un escenario compartido por distintos grupos artísticos y culturales, que surgen con un diagnóstico similar: ante la presencia limitada del Estado, es necesaria la participación de la ciudadanía, activada desde la cultura, que en esa medida se entiende como herramienta clave para el cambio social.

Como organización, Apoyarte Perú ha desarrollado proyectos de mediación lectora e intervenciones artísticas para poner en valor el patrimonio cultural y promover el acceso a los espacios públicos en los barrios de El Milagro y El Reposo en el distrito de Huanchaco, junto a las y los vecinos y de la mano con otras organizaciones sociales y colectivos presentes en el barrio, tales como el colegio, el colectivo El Milagro Rapea, la barra del Club Sporting Cristal, entre otros.

La labor que realizan ha logrado movilizar al barrio como promotores y gestores de actividades e iniciativas culturales, pese a la precariedad de la infraestructura pública del lugar y al limitado apoyo de instituciones públicas, llegando incluso a reducir los índices de inseguridad. Todo esto “sin esperar que algún gobierno o entidad del Estado promueva estas acciones”, como mencionan sus integrantes. Esta labor va acompañada de limitaciones que les resultan agotadoras pero el trabajo y la esperanza por un mejor lugar en donde vivir, digno y justo, les hace resistir con la convicción que “el arte es la única salvación”, la alternativa para mejorar.

Barrios como El Milagro y otros que son catalogados e interiorizados como “marginales”, tienen en la cultura y el arte un medio para asumir su ciudadanía y sus derechos e impulsar cambios en su entorno. Apoyarte Perú ha trabajado en fortalecer el vínculo de las y los vecinos con su barrio, de modo que este espacio ya no les resulte ajeno sino común. El Milagro ya no es más percibido como un barrio inseguro para sus habitantes ², ni reconocido solo como un área de “relleno sanitario” y contaminado, que irrumpe y pone en peligro el patrimonio cultural e histórico. ³

PNC 2030 y sentido de la política cultural

La promoción de la cultura y de las políticas culturales que realizan las organizaciones artísticas y culturales en todo Perú, en especial las de cultura viva comunitaria, juega un papel relevante en el fortalecimiento de la participación ciudadana, hecho que amerita refuerzo desde políticas culturales con un enfoque inclusivo e intercultural, transversales a todo el aparato público pues como advertía Víctor Vich “…las políticas culturales se constituyen como dispositivos centrales en la transformación de las relaciones sociales existentes” ⁴, deben ser capaces de producir sujetos, resignificar identidades y los ideales que la modernidad y el modelo neoliberal han reforzado, haciendo de nosotros y nosotras personas pasivas, indispuestas, sujetos marchando hacia un individualismo feroz, con hambre de competencia absurda para solucionar, equivocadamente, nuestras carencias.

Teniendo en cuenta el potencial del arte y la cultura desde la experiencia de Apoyarte Perú toca preguntarse cómo han sido pensadas, construidas y aplicadas nuestras políticas culturales, en especial la PNC 2030. ¿Será una herramienta capaz de mitigar los grandes vacíos que tras 200 años de independencia y 10 años de funcionamiento del Ministerio de Cultura no han podido ser resueltos?. Las limitaciones no pueden justificarse en la falta de capacidades o recursos; obedecen también a la poca voluntad que ha existido en las decisiones políticas. Organizaciones de cultura viva, como Apoyarte Perú, coinciden en que aún hay mucho por trabajar, labor que no puede estar aislada de la colectividad ya que las políticas culturales deben también ser promovidas y sostenidas desde los barrios con una participación ciudadana legítima, capaz de poner en la agenda pública un cambio auténtico, acorde a la propia realidad de cada sector del país.

Si bien la PNC 2030 avanza al reconocer como problema principal las limitaciones que tenemos las y los peruanos para acceder a nuestros derechos culturales, cae en contradicción al no asumir como objetivo principal el posicionamiento de la cultura como dimensión transversal a las demás políticas de gobierno. ⁵ Se concibe la cultura de manera reducida y sectorial, limitando su articulación y la integración de otros sectores gubernamentales (ministerios por ejemplo), la academia, organizaciones y actores sociales y también políticos. La cultura, más allá de un mero evento, es un factor clave para generar procesos de cambio en la sociedad, aportando en la resolución de problemas sociales graves como la inseguridad, la violencia, las desigualdades, la discriminación y el racismo, tan presentes en un Perú globalizado en donde prima un conducta egoísta que, como afirmó Anibal Quijano, se trasviste de libertad individual. ⁶

Es vital que políticas públicas como la PNC 2030 trasciendan la escena cortoplacista y se proyecten al futuro mediante un proceso continuo y transversal, dejando de lado la visión mercantilista o economicista y adoptando un enfoque de desarrollo integral e intercultural, que impulse a las y los ciudadanos hacia nuevos modelos identitarios de base comunitaria y solidaria. En palabras de Ángela Prado, gestora cultural de Apoyarte Perú: “hay dos formas de asumir la cultura y el arte, una es el consumo, ligado a las industrias culturales, y la otra es asumirlas como un conjunto de derechos”. Está de más seguir creyendo que las y los gestores culturales tienen un papel sólo en cuanto estén en escena: su labor sigue “tras bambalinas” pues han logrado no solo establecer lazos significativos con las y los vecinos del barrio, también se han organizado para promover políticas públicas como las Ordenanzas Municipales de CVC o canalizar recursos para sostener proyectos culturales o de mejora del barrio, ⁷ así como para paliar la actual crisis. Como en otros lugares del país, Apoyarte Perú sufrió los embates de la pandemia. Familiares, colegas, vecinos y vecinas perdieron la vida sin recibir atención de las instituciones del sector Cultura: No hay bono ni subsidio que remedie esas pérdidas causadas en última instancia por el abandono desde el Estado.

La cultura no se reduce a ser una herramienta para la gestión de eventos o como espacio para romantizar nuestro pasado y en el presente, hacerlo rentable. La cultura, por ende las políticas culturales, debe ser asumida en su sentido crítico, capaz de deconstruir imaginarios hegemónicos y de reconstituir las relaciones debilitadas en el campo de la acción pública y política entre los miembros de la comunidad, pero también de interpelar a las instituciones que han sido capturadas por grupos de poder que dirigen las decisiones políticas según sus intereses. Si anhelamos una sociedad justa y democrática, debemos cuestionar este talante que el modelo neoliberal y la modernidad introduce en los espacios públicos.

Acciones como la muralización y la limpieza de canchas deportivas pueden significar más que el embellecimiento del lugar y ser el primer paso para impulsar políticas de seguridad o accesibilidad a espacios públicos, ejemplificados en las intervenciones culturales en El Milagro” impulsadas por Apoyarte Perú.⁸, iniciativas para concientizar a la población sobre la afectación al patrimonio arqueológico ⁹ o sobre la importancia de prevenir la violencia. Acciones como estas no solo permiten que la ciudadanía las valore y replique en su ámbito cotidiano, sino que potencian su participación activa y su reconocimiento como afectada, además de la identificación de las limitaciones que tienen al respecto como punto de partida para organizarse e impulsar cambios, ¹⁰. El horizonte: mejores condiciones de vida y barrios más seguros, que han reducido el riesgo de perder el legado histórico que forma parte de su propia identidad.

Políticas culturales como la PNC 2030 deben apuntar, como tarea urgente, a resignificar nuestras identidades y liberar nuestra subjetividad diversa y plural, reconociéndonos parte de un Estado heterogéneo, fuera de los límites hegemónicos heredados de la colonialidad y que el neoliberalismo refuerza. La PNC 2030 como política pública debe encaminar al sector a saldar lo que Mignolo llama herida colonial, ¹¹ ese estado de negación histórica a la que ha sido sometida nuestra identidad y que al ser reconocida públicamente podemos al fin sanar, afirmándonos en lo que somos, sin temor y sin odio.