Apunte sobre la reforma educativa
El gobierno de Velasco Alvarado significó el fin del orden oligárquico, de los latifundios y la servidumbre de los indígenas. La frase “el patrón no comerá más de tu pobreza”, eslogan de la Reforma Agraria, se perennizó. Pero pocos recuerdan la trascendencia de la reforma educativa, la más importante de nuestra historia republicana.
Una Comisión integrada por reconocidos intelectuales (Emilio Barrantes, Wálter Peñaloza y Augusto Salazar Bondy) elaboró sus fundamentos, que se plasmaron en el famoso “Libro Azul” (oficialmente “La educación del hombre nuevo. La Reforma educativa peruana”) y en una Ley de Educación. El objetivo era construir “un hombre nuevo para una sociedad nueva”. La reforma educativa era parte de la transformación del país e involucró un cambio total de la educación, desde sus enfoques hasta sus diversos componentes, estructuras y procesos.
El signo más importante de estos cambios fue la igualdad. Pudimos verlo en aspectos muy concretos como el uniforme único, que los colegios privados tuvieron que aceptar a regañadientes. Ya no era posible distinguir en la calle a un estudiante de una Gran Unidad escolar de uno de un colegio privado como el Humboldt. El gobierno declaró el quechua como idioma oficial e instituyó la educación bilingüe como parte de la reivindicación de la dignidad de la población indígena, que también se afirmó mediante el programa de alfabetización ALFIN. En el plano cultural el huayno y la música afroperuana, que antes eran motivo de vergüenza, ingresaron a las fiestas y a las escuelas, y allí se quedaron.
La filosofía de igualdad fue de la mano con la promoción de la “conciencia crítica”. La educación debía tener un signo de “desalienación”, que desde un enfoque humanista hiciera posible la recuperación de la dignidad de todos los seres humanos y provocara “una alteración substancial de la cultura de dominación” (Libro Azul). En las escuelas se leía por ejemplo el cuento Paco Yunque de César Vallejo. Este muestra la humillación y vejámenes que Humberto Grieve, hijo del gerente inglés de los ferrocarriles de la Peruvian Corporation, ocasiona a Paco, hijo de la empleada doméstica de su casa.
Se flexibilizó la estructura del sistema educativo desde una concepción de “educación permanente” y “educación para el trabajo”, priorizando el contacto entre educación, contexto y comunidad e incluyendo nuevas formas de educación: la educación de adultos, los programas educativos para áreas rurales, la educación comunitaria, la teleducación y las Escuelas Superiores de Educación Profesional (formación pre-universitaria vinculada a una proyección laboral).
La reforma se implementó mediante una estrategia de descentralización afincada en los Núcleos Educativos Comunales que buscaban vincular la escuela con la vida de la población, recuperando la tradición de cooperación campesina y rompiendo con el esquema de la escuela ajena, cerrada y remota.
La contrarreforma de Morales Bermúdez y del segundo gobierno de Belaúnde terminó con los signos “radicales” de Velasco. El cuento Paco Yunque fue retirado de los materiales educativos, se anuló la obligación de usar el uniforme único y se retornó a la vieja estructura: inicial-primaria-secundaria-superior.
Algunos cambios trascendieron. Destaca la educación bilingüe y la reivindicación de la diversidad cultural, que hoy se fusiona en la educación bilingüe intercultural como política nacional. Asimismo la flexibilidad del sistema educativo fue rescatada por La Ley de Educación de 2003. Pero hay mucho más que reivindicar, pues varios de sus aportes y potencial se han debilitado o desdibujado, como el vínculo escuela-comunidad, el sentido crítico y emancipatorio de la educación y la fuerza de la educación permanente en todos los espacios de la vida.
También es preciso superar sus errores y límites, donde el más importante, a mi modo de ver, fue el desencuentro entre la reforma y el movimiento magisterial.
La reforma educativa actual tiene mucho que aprender del Libro Azul.