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"De la conversación nacen soluciones"

Sobre La palabra permanente. Verba manent, scripta volant: Teoría y prácticas de la oralidad en el discurso social del Perú de Juan Biondi y Eduardo Zapata

"De la conversación nacen soluciones"

En 2021 se cumplieron quince años de la publicación de un texto de importancia central para la comprensión del país donde vivimos, para entender nuestra vida en común: La palabra permanente. Verba manent, scripta volant: Teoría y prácticas de la oralidad en el discurso social del Perú (Fondo Editorial del Congreso, 2006) de Juan Biondi y Eduardo Zapata. Los cuatro estudios monográficos y la amplia introducción inicial constituyen cinco textos, cada uno con una densidad propia, que tienen en común poner en el centro de sus intereses los modos de comunicación que tenemos y donde el trasfondo oral es el cimiento, la referencia de nuestras maneras de pensar y de sentir.

El libro ya no se consigue en librerías, solamente queda la alternativa de bibliotecas universitarias para consultarlo mientras no aparezca una urgente nueva edición. En lo que sigue quiero presentar algunas claves del libro de Biondi/Zapata que me han sido de mucha ayuda en la realización de mis propios trabajos.

Creo que en nuestra tradición intelectual escrita, se pueden distinguir lo que llamaría ‘autores de lejos’ y ‘autores de cerca’. Quizás puede ayudar si tomamos como punto de partida a Garcilaso Inca de la Vega y a Guamán Poma. El primero escribe desde la doble lejanía geográfica -Montilla- y mental de los recuerdos. El segundo, un caso curioso de un personaje histórico del siglo XVI y XVII, pero que es un ícono cultural a partir del siglo XX, escribe desde los escenarios más apremiantes de su presente y desde allí un texto que es tanto memorial de agravios como filosofía de la historia.

Pues bien, a mí me ayuda mucho esa distinción. En diversos textos, escritos por personas que pueden estar en el país o fuera de él, la marca de la lejanía es evidente: no hablan de su entorno sino de ‘temas’. Pueden usar frases del tipo “me-duele-el-Perú” para tapar la lejanía, pero confunden la limpieza de pensamiento con la pulcritud asquienta. Los autores de la cercanía se reconocen inmediatamente porque no razonan a partir de ‘temas’ sino de las circunstancias que están viviendo. Demás está decir que ‘La palabra permanente’ es un libro hecho por ‘autores de cerca’.

Hoy en día la cultura universitaria predominante privilegia ostensiblemente los ‘temas’ sobre las ‘circunstancias’. En sus trabajos de investigación, a los estudiantes no se les pide que razonen a partir de sus circunstancias sino que se les exige que las transformen en temas con sus marcos teóricos bien bonitos para presentar una realidad disecada. En gran medida las ciencias sociales actuales se dedican a una especie de taxidermia de la realidad donde abundan seres disecados, que ni siquiera tienen la emoción del movimiento, como los zombis.

Ya que hablamos de ‘cercanía’ y de lo que está próximo, esto nos lleva a la comprensión de la realidad a partir de lo que está contiguo, al terreno de la metonimia. Cuando juntamos las cosas las entendemos mejor. Así funciona nuestra cultura, siento decepcionarlos. El punto de partida usualmente es que la realidad se distingue por la condición ‘alejada’ de las cosas, por ejemplo cuando se habla de ‘cosmovisiones’, que siempre son las de ‘ellos’ . Los discursos predominantes en el mundo académico y político enfatizan en cuán irreconciliablemente diferentes somos. Pero en el mundo público real la tendencia es a juntar cosas, y no por confusión. Son cosas que se sabe que son distintas pero no incompatibles. Entonces todo se adapta, algo muy distinto de un consumo pasivo que solamente repite y recibe las cosas tal como se reciben. Juntar las cosas no siempre se hace de la misma manera; todos tenemos nuestras maneras de hacerlo, la diferencia acaso es que en el mundo criollo da un poco de vergüenza asumir que juntamos nuestros gustos de una manera no muy distinta de la gente de ‘otras cosmovisiones’.

Un segundo punto es lo que podría llamarse una toma de posición muy clara respecto de la primacía de la retórica y la argumentación. Una vez más a contracorriente de la cultura universitaria dominante, que dedica horas de horas a discutir sobre la epistemología, algo así como si necesitáramos una teoría de la respiración para respirar, Biondi y Zapata exploran más bien sobre las distintas maneras de respirar, de comunicar en la vida social peruana. La retórica y la persuasión son el hilo conductor de las investigaciones presentes en este libro. No puedo evitar mencionar que mis admirados sofistas, los maestros de la democracia ateniense, no aparecen en el repertorio de referencias. Ojalá que en la eventualidad de una nueva edición Gorgias y Protágoras, ¡tan afines con La palabra permanente! puedan tener su lugar. La argumentación en el sentido presentado aquí no es producto de la elaboración del pensador solitario, sino lo que resulta del encuentro con un auditorio. La argumentación es inseparable de la negociación. En este punto los autores en diversos momentos se explayan sobre la urgente necesidad de la argumentación tanto en la formación escolar como en la universitaria. Si no hay argumentación propia, es decir cercana, la consecuencia es que se genera un magma de afirmaciones y emociones que pueden ir tanto en la dirección de la sumisión como de la omnipotencia devastadora.

El último punto que quiero apenas mencionar se refiere al ‘cultivo del pensamiento sensorial’ (p.398). La sensorialidad de los referentes en la conversación es fundamental. Tal vez por eso, con el paso de los años soporto cada vez menos esa tendencia a mencionar apellidos en vez de elaborar conceptos. Cuando en una conferencia el ponente dice por tercera vez ‘como dijo el autor tal...’ me desconecto y ya sé que estoy en medio de una pérdida de tiempo; como cuando uno está atrapado en el tráfico. Desaparece la circulación de ideas, la exploración de situaciones que no se pueden explicar desde el vocabulario de los órdenes establecidos previos. No es un asunto de preferencias, es que en la cultura donde estamos, si aspiramos a dejarnos entender por los demás, no se puede evitar razonar desde los sentidos, desde las emociones que cada quien lleva.

Zapata, E., Biondi, J. La Palabra Permanente. Verba manent, scripta volant: Teoría y prácticas de la oralidad en el discurso social del Perú. Fondo editorial del Congreso de la República, 2006.

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