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Entrevista

Víctor Zamora: “Lo ocurrido en esta pandemia expresa el fracaso del modelo neoliberal”

Entrevista a Víctor Zamora, exministro de Salud

Víctor Zamora: “Lo ocurrido en esta pandemia expresa el fracaso del modelo neoliberal”
Ministerio de Salud en Flickr

¿Por qué nos ha ido tan mal en el manejo de esta pandemia?

Básicamente por un problema de gobernanza, que es la capacidad que tienen los gobiernos para definir políticas e implementarlas teniendo en cuenta tres elementos: efectividad, liderazgo y capacidad de los Estados de dialogar con sus sociedades para hacerlas partícipes. No voy a hablar del liderazgo, porque he sido parte del equipo de conducción. Quiero concentrarme en la capacidad del Estado para hacer efectivas las políticas. El nivel de contagio depende del autocuidado, de seguir las instrucciones de no salir y si se sale usar mascarilla, mantener la distancia, y lavarse permanentemente las manos. Esas cuatro instrucciones en Perú son difíciles de cumplir, porque más del setenta por ciento de la población no tiene empleo formal y no la puedes tener encerrada porque sale a buscar trabajo. Ocho de cada diez peruanos realizan un trabajo manual y para ellos no hay posibilidad de trabajo remoto, la población más vulnerable vive en viviendas pequeñas y hacinadas, el treinta por ciento de la población no tiene agua, la mayor parte se moviliza en un transporte público precario. Cuando la gente ha tenido que salir se ha aglomerado; eso ha producido un altísimo nivel de contagio. Y los que se contagian van al sistema de salud, que es el más precario de América Latina…

¿Por qué nuestro sistema de salud es tan deficiente?

Porque hay un desinterés por los servicios públicos, que es reflejo de un modelo en el cual el Estado es subsidiario del mercado y el mercado debe resolver todos los problemas. Por eso los servicios públicos se desfinancian. En el Perú invertimos solamente 250 dólares por persona en salud, si se le suma el sector privado se puede llegar a 400 dólares, una de las inversiones más bajas en la región. Al momento de entrar a la pandemia nos faltaban diez mil especialistas en el sistema de salud, el 88 por ciento de nuestra infraestructura sanitaria y el 60 por ciento de los equipos tienen algún nivel de obsolescencia. Al empezar la pandemia se perdió el 40 por ciento del recurso humano por edad o por tener algún problema de salud. Entonces, tienes que enfrentar una pandemia que nunca habías visto con la mitad de los recursos humanos de un sistema de salud que ya era precario. Otro problema del sector es su alta fragmentación: están el Ministerio de Salud, EsSalud, la Policía Nacional, las Fuerzas Armadas y el sector privado. Y también es fragmentado verticalmente, porque el ministro de Salud es ministro hasta el cruce de las avenidas La Marina y Faucett, porque a partir de ahí hay otro ministro de Salud para El Callao, que es el director regional de Salud. Tenemos 25 regiones con altísimos niveles de autonomía en salud.

¿Esas administraciones regionales no se alinean con las políticas de su ministerio?

Hubo regiones que no se alinearon, otras que querían hacerlo y no podían. Un director regional de Salud le puede hacer caso al ministro de Salud, pero a quien realmente le hace caso es al gobernador de su región.

¿La descentralización en salud ha jugado en contra?

Totalmente en contra. Hay que revisarla. Yo soy descentralista, he sido director regional de Salud y creo que hay beneficios en esta descentralización, pero hay que darle más poder al Ministerio de Salud para hacer una política nacional.

Muchos cuestionan la efectividad de la cuarentena por el alto nivel de contagios y muertes.

Las cuarentenas tienen un solo objetivo: prolongar el número de casos en el tiempo. Es decir, en lugar de que los 800 mil casos que tenemos se hayan presentado de golpe, lograr que se presenten a lo largo del tiempo. La cuarentena ha evitado 100 mil muertes y cerca de un millón de hospitalizaciones.

¿De dónde salen esas cifras?

De un análisis. Son modelos matemáticos.

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Flickr del Ministerio de Salud</em>

¿Qué se hizo en su gestión para mejorar la precariedad del sistema de salud?

Saltamos de tres mil camas de hospitalización a 20 mil, de 100 camas UCI a 1500, de un laboratorio público para procesar pruebas moleculares a quince laboratorios. Lamentablemente, sobre el histórico abandono del sector salud no se pudo hacer nada. Lo que se ha hecho es sembrar la palabra sobre la necesidad de tener un sistema único de salud.

Que la población haya tenido que salir a buscar ingresos atentó contra la cuarentena y ha aumentado los contagios ¿Por qué no se dieron más bonos además de que fueran verdaderamente universales? ¿Fue un error no haber hecho eso?

Un error, sí. No sacar desde un inicio un bono verdaderamente universal ha impactado en que la gente no haya tenido dinero viéndose obligada a salir y eso ha agravado los contagios, además de la evidencia sobre la incapacidad del Estado para hacer cosas, lo que ha contribuido a su desprestigio y a que la gente no le tenga confianza. Yo decía, necesito que saquen el bono para la población, para que no salgan; el primer bono recién terminó de pagarse hace poco, y el segundo recién ha comenzado a entregarse en octubre. Colombia, por ejemplo, va por el cuarto bono. Propuse y sostuve en el gabinete que debía entregarse un bono universal. Desde un inicio critiqué que para entregar el bono se usara el padrón de focalización de hogares porque conocía sus limitaciones. Pero ideológicamente marcado, el Ministerio de Economía, defendió esa focalización con el argumento de evitar la filtración, secundado por el MIDIS. Había la lógica de mirar a los pobres monetarios, pero no a los vulnerables. La primera batalla la perdí, pero finalmente se aprobó el bono universal…

Se aprobó después de buen tiempo y es llamado universal, pero no es verdaderamente universal.

Es cierto, se aprobó un bono universal con limitaciones, que ha tenido dificultades para su implementación. Al momento de implementarlo nos falta Estado. Mi propuesta fue un bono universal para todos los peruanos, sin ningún filtro. Que alguien como Roque Benavides también reciba su bono, porque el costo de esa filtración habría sido menor que el costo que ha tenido para decenas de miles su subcobertura. Propuse en el gabinete que el bono universal sea financiado por un impuesto, casi un impuesto de guerra, que le pusieron el nombre de impuesto a la riqueza.

También perdió esa batalla del impuesto a la riqueza. ¿Fueron muchas las batallas que perdió en el gabinete?

Otra batalla que perdí fue la de la apertura económica. Me opuse hasta el final a la fase tres, la apertura de julio. Esa apertura produjo un aumento de los contagios. Hubo presión de sectores empresariales para esa apertura…

¿Quién representaba esa presión empresarial en el gabinete?

El Ministerio de Economía. El gabinete representaba el gran dilema del país, para mí un falso dilema entre la economía o la salud. En el bloque económico estaban los ministerios de Economía, Energía y Minas, Turismo, Producción, que entendieron y apoyaron la cuarentena, pero una vez que los grupos empresariales se ponían cada vez más nerviosos por la duración de la cuarentena, ese sector del gabinete presionaba para abrir la economía, mientras el gabinete social resistía.

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Flickr del Ministerio de Economía</em>

¿Quiénes estaban en ese gabinete social?

Estábamos, básicamente, [el premier] Zevallos, también el MIDIS, que si bien compartía con el MEF lo de la focalización para entregar el bono, no quería que se abra la economía, y yo. También el ministro de Defensa, en su caso por razones que tenían que ver fundamentalmente con la seguridad. La dinámica de choque con la ministra de Economía era permanente.

¿Al momento de enfrentar la pandemia se encontró con la rigidez de una tecnocracia neoliberal?

Sí, así es. La rigidez de una tecnocracia desapasionada. Le pongo un ejemplo dramático. En Iquitos en plena pandemia hubo dos momentos muy difíciles: la crisis del oxígeno y la de los medicamentos, su acaparamiento y la especulación. La responsable de esa zona era la ministra de Producción, ahora ministra de Comercio Exterior y Turismo, Rocío Barrios, que viajaba a Iquitos casi todos los días. Ella era muy dura en términos económicos, pero Iquitos fue un quiebre para ella. Ese quiebre se vio reflejado en un Consejo de Ministros cuando demandó que el gobierno tomara medidas contra el acaparamiento y la especulación, y la ministra de Economía se opuso. En su argumentación la ministra Barrios le dijo que era insensible porque no conocía el país, porque nunca sale del edificio del MEF. La ministra Barrios terminó llorando por el dolor de lo que veía en Iquitos, a la gente muriendo y esa especulación del oxígeno y de los medicamentos.

¿Y la ministra de Economía cómo reaccionó?

Impertérrita. La ministra Barrios fue apoyada por el premier y por mí. Finalmente, el Presidente se decidió por una salida que le presentó la ministra de Economía, que no era controlar los precios del oxígeno y los medicamentos, sino usar la capacidad de compra del Estado para comprar más y salir al mercado para así bajar los precios…

Pero el problema de la especulación siguió y ha costado vidas.

Para que vea la dureza de la posición de la ministra de Economía. En algunos casos, como en este que le he relatado, el dogmatismo me sorprendió. Un dogmatismo puro y duro.

Al inicio de la entrevista le pregunté por qué nos ha ido tan mal con esta pandemia. ¿El modelo neoliberal es un factor central para este resultado tan malo?

Lo ocurrido en esta pandemia es una expresión con letras mayúsculas del fracaso del modelo neoliberal que venimos implementando hace 30 años; de fijarnos en tres cifras: crecimiento, inflación y déficit fiscal, y pensar que si esas tres cifras están bien todo está bien. Nos ha ido muy mal porque el modelo que funciona en el país ha desplazado a un rol subsidiario al Estado y los servicios ciudadanos.

Después de más de tres meses de firmado el acuerdo con las clínicas privadas para que atiendan a pacientes de EsSalud y del SIS, solamente han atendido a veinte de estos pacientes. ¿Esto revela un fracaso de ese acuerdo?

¿Fracaso por qué? ¿Cuántos pacientes esperaban que se atiendan? Esa es la capacidad del sector privado. Ese convenio sale porque el Presidente entiende que la presión mediática estaba generando un problema político y ordenó que se ejecute ese acuerdo. Yo ya lo venía negociando, pero no era mi prioridad porque conozco la capacidad del sector privado, que es muy chico. Era un acuerdo necesario, pero lo que sumaba era marginal respecto a lo que se necesitaba. De las 1600 camas UCI disponibles en el país, el sector privado tiene unas 200.

¿Por qué, frente a los altos cobros de las clínicas privadas, el gobierno no optó por aplicar la ley que le permitía tomar el control de esas clínicas, como se ha hecho en otros países?

Eso se discutió, pero siempre llegábamos al punto operativo de cómo hacerlo. Hay una ley que permite esa intervención a las clínicas, pero se necesita un reglamento, no hay un procedimiento, no queda claro cómo hacerlo. Si implementábamos esa intervención sin duda íbamos a tener problemas de carácter legal, de procedimiento. Si tienes al frente un problema legal o de falta de definición, y te vas a enfrentar a recursos de amparo, juicios, te preguntas si vale la pena meterse en esa batalla legal cuando la capacidad instalada del sector privado es pequeña.

¿Cómo ve la labor de SuSalud? La sensación que existe es que este organismo supervisor de los prestadores de salud defiende los intereses privados en el sector antes que los intereses de los pacientes.

La legalidad de SuSalud ha sido construida en función del mercado. Es el neoliberalismo. SuSalud es creada desconociendo que el mercado sanitario es un mercado imperfecto por naturaleza. En la salud no funcionan las leyes de la oferta y la demanda, por lo tanto, el organismo regulador, SuSalud, que debe trabajar en función del paciente, no debe partir del supuesto, como hace, de que el paciente entra a un mercado perfecto en el que puede decidir libremente. Esa concepción no depende del funcionario, es la naturaleza de SuSalud, por eso tiene que ser transformada y fortalecida para que cumpla su función.

Se ha cuestionado al gobierno por el abandono de los pueblos indígenas frente a esta pandemia, algo que se ha dado durante su gestión.

Eso no es verdad. Los dirigentes de los pueblos indígenas critican con justa razón su abandono histórico. En esta pandemia el abandono histórico se puso de manifiesto en toda la sociedad peruana y más en los más abandonados, los más rezagados, ese fue el caso de las comunidades indígenas. En los pueblos indígenas no existen servicios de atención primaria. Mi gestión puso el mayor presupuesto histórico para los pueblos indígenas, para la lucha contra la pandemia…

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Flickr del Ministerio de Salud</em>

¿Cree que se les ha atendido debidamente?

Debidamente no se ha atendido a nadie…

Pero a los pueblos indígenas peor que al resto del país.

Como era de esperarse por el rezago histórico en el que se encuentran. En la pandemia hemos tenido muchísimas dificultades para llegar a los pueblos indígenas.

¿Por qué no se hizo desde un inicio una campaña de comunicación desde el Estado para difundir las medidas de protección frente a la pandemia y para que la población tome conciencia de los riesgos de no cumplirlas?

Esa es una buena pregunta. La campaña publicitaria de la pandemia estaba en manos de la Presidencia del Consejo de Ministros, que era la que decidía los énfasis, los componentes, la estrategia general; el Ministerio de Salud daba insumos. Nosotros dimos los insumos, pero las campañas no se hicieron con la diversidad que debieron hacerse, para distintos públicos, con distintos mensajes, con distintos contenidos, en distintos idiomas.

¿Y por qué no se hicieron?

Me parece que era un problema interno, que estaba por encima mío.

La ministra Pilar Mazzetti, que trabajó con usted como jefa del Comando Covid, desde que asumió el cargo ha criticado su gestión. ¿Siente que ha sido desleal con usted?

Yo hubiese esperado no una lealtad personal, sino una lealtad con la estrategia general, de la cual ella era parte y que conducía el Presidente. Ella no ha hecho ninguna acción nueva.

La ministra ha criticado que se cerrara el primer nivel de atención de salud y desde que asumió anunció su reapertura como un cambio de estrategia. ¿Eso no es un elemento nuevo?

No, eso es una mentira. Cuando asumí el cargo encontré el primer nivel de salud prácticamente cerrado, sin personal, sin equipos de protección, sin mandato claro sobre su rol. El 20 de mayo aprobamos la Resolución Ministerial para reactivar el primer nivel de atención, y así lo hicimos. No es verdad lo que dice la ministra que ahora con su gestión se está abriendo. Tampoco es cierto lo que dice de que ahora en su gestión se está retomando la vacunación a los niños. Esa es una gran mentira. En mi gestión, el 21 de abril, firmé la resolución para reactivar la vacunación y se comenzó a vacunar progresivamente a niños y adultos mayores. Fuimos el primer país en la región de las Américas en salir a vacunar durante la pandemia.

Un cambio de estrategia que ha anunciado la ministra de Salud es sustituir las cuestionadas pruebas rápidas por las moleculares.

Siempre hemos sabido que deben hacerse pruebas moleculares y esa fue mi voluntad siempre. Cuando llegué al ministerio solo teníamos 20 mil pruebas moleculares y un laboratorio con capacidad de procesar solamente 500 pruebas al día. Esa era la realidad. Las alternativas en ese momento eran hacer pruebas rápidas o no hacer pruebas. No poder hacer más pruebas moleculares porque no había la posibilidad de hacerlas en ese momento fue una frustración en mi gestión. En medio de las dificultades incrementamos el acceso a ellas. Cuando me voy le entrego a la ministra quince laboratorios con capacidad para hacer ocho mil pruebas moleculares al día y le dejé medio millón de pruebas moleculares que ya se estaban repartiendo. En mi gestión llegamos a hacer 24 mil pruebas moleculares a la semana, hoy hay capacidad para hacer ocho mil al día, pero se están haciendo menos de 20 mil a la semana. ¿Por qué?

La ministra dice que se hacen menos pruebas porque hay menos contagios y ha bajado la demanda de pruebas.

En el sector privado no ha bajado la cantidad de pruebas que se hacen. ¿Cómo así la demanda de pruebas ha bajado en el sector público y no en el privado? Decir que se hacen menos pruebas porque hay menos casos y menos demanda responde a una lógica de quedarse sentado esperando, no a la de salir a buscar activamente posibles casos de contagio, que es lo que debería hacerse. Con la fase cuatro de la reactivación económica debemos salir con nuestro mejor arsenal de pruebas para captar rápidamente al contagiado y a su entorno. Ahora hay capacidad para hacerlo, pero no se está haciendo.

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Flickr del Ministerio de Salud</em>

¿Por qué no se han hecho cercos epidemiológicos, lo que habría permitido controlar mejor el avance del virus?

La razón de no hacer esos cercos no ha sido el tema de las pruebas. La razón es que si se decide cerrar una zona, no hay capacidad del Estado para hacerlo. Quién lo hace, con una policía y unas fuerzas armadas disminuidas. No se puede hacer a menos que te alíes con la comunidad…

Algo que el gobierno no ha hecho.

Es fácil decir no se hizo, pero es difícil hacerlo, porque ésta es una enfermedad altamente contagiosa, que está escondida y contamina sin que nadie la detecte, y mata. Es difícil movilizar gente en estas circunstancias con la poca capacidad que se tiene en el Estado. Aun así, hemos generado más de cinco mil comités comunitarios en todo el país que están organizándose. Lógicamente, estos promotores de salud exigen que les den equipos de protección. Temo que la ministra saque al director de promoción de la salud, Alexandro Saco, que está formando estos comités comunitarios. Sé que lo está tratando de sacar, por razones ideológicas, porque lo identifica como alguien de izquierda, que ha estado durante mi gestión.

¿Tendremos una segunda ola de esta pandemia?

Vamos a tener una segunda ola, inevitablemente. En Lima la pandemia empezó en los barrios residenciales cuando la gente regresaba de Europa, entonces se fue a los cerros. Toda la gente que está en sus casas, escondida, va a salir y el virus ahora bajará de los cerros, buscando susceptibles.

¿De qué magnitud sería esa segunda ola?

No lo sabemos, no tenemos datos para predecir eso.

¿Qué tan preparados estamos ahora para una segunda ola?

Tenemos el mismo Estado ineficiente, lo que hemos ganado es experiencia.

Cuando usted dejó el ministerio el presidente Vizcarra anunció que iba a pasar a ser su asesor, pero eso no se dio. ¿Qué pasó?

Cuando el premier Martos fue designado me llamó para viabilizar mi incorporación como asesor, yo le dije que no, que el nivel de resistencia que yo tenía y el nivel de presión para mi salida del ministerio había sido de tal magnitud, que eso se iba a repetir si me nombraban como asesor, que eso iba a generar más ruido que beneficio. Le dije que siempre me podía llamar por teléfono.

¿Por qué generó tanta resistencia?

Al sector empresarial las medidas de restricción, de confinamiento social, de parar la economía, le han dolido durísimo en el lugar más sensible que tiene, el bolsillo. Me hace responsable de sus pérdidas económicas. El sector empresarial me veía como un obstáculo a la ministra de Economía y a sus intereses.

¿Cómo se siente cuando lo señalan como el gran responsable de los cientos de miles de contagios y decenas de miles de muertos por la pandemia?

Estaba preparado para que eso suceda. Desde un inicio sabía que iba a ser el pagano de la pandemia. Si eran 10 mil o 200 mil muertos igual me iban a culpar, eso ha pasado con todos los ministros de Salud de las Américas. No me duelen tanto las afirmaciones en ese sentido de los que ya sabía que iban a hacer ese tipo de acusaciones, como que en el progresismo y en el sanitarismo se repita ese discurso acríticamente…

¿Esperaba que desde esos sectores salgan a defenderlo?

No a defenderme, pero sí a poner el dedo sobre la llaga del tipo de Estado que tenemos y sobre las razones estructurales, de fondo, de un país inequitativo y excluyente, por las que nos encontramos en esta situación, y no quedarse en las razones coyunturales o personales. Se pretende reducir todo a un problema de gestión y dentro del problema de gestión a una persona. No señor Roque Benavides, la razón de fondo de esta situación es que usted no paga impuestos. No señores del MEF, la razón de fondo es el enfoque de un Estado subsidiario, que nos está pasando la factura. La razón de fondo es que no tenemos un sistema único de salud, que no se privilegien las condiciones de vida saludables para nuestra población, que no se haya invertido lo necesario en salud, educación, saneamiento básico, vivienda, empleo digno, en una seguridad social poderosa. Si quieren echarme la culpa que lo hagan, pero no vamos a entrar al problema de fondo, que es estructural. Eso es lo que se trata de eludir.

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