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Libros

Metal (pop) y melancolía

Sobre "Buen viaje, Ikarus 10", poemario de Pablo Salazar-Calderón

Metal (pop) y melancolía

Breve genealogía

En 1974 la Administradora Paramunicipal de Transporte de Lima (APTL) adquirió 50 vehículos de transporte de pasajeros a la Fábrica de Carrocería y Vehículos Ikarus, insignia de la economía socialista húngara. Suena hoy un poco exótico, pero por entonces Ikarus estaba a solo un año de convertirse en uno de los cuatro mayores fabricantes de autobuses del mundo, compitiendo con Mercedes Benz, Toyota y la checa LIAZ, también del poderoso bloque comunista. En Lima, estos buses del Este serían usados para alcanzar los bordes de una ciudad que se iba de las manos: línea A a Villa El Salvador, línea B a Chorrillos, línea C a San Juan de Lurigancho.

Poco después, el gobierno militar va a estatizar la APTL y fundar la inolvidable ENATRU Perú Lima-Callao, en 1976. Para 1977 los húngaros de Ikarus se jactaban de haber producido 100 mil autobuses que recorrían las ciudades de todos los mundos: el capitalista, el socialista, el estatista, el tercermundista. Para 1984 ya habían doblado la producción. Las existencias de Lima, por el contrario, habían mermado. De la flota de 50 adquiridos en 1974 solo 11 están operativos a inicios de 1980 y recorren la ciudad junto a unas cuantas docenas de Bussing y a algunos centenares de resistentes Volvo Vanhool, que a falta del cautivante diseño del Ikarus o del nombre pegajoso de Bussing, tenían buenos repuestos, elemental verdad que permitió su supervivencia.

Así empezaban los ENATRU una década en la que diversificaron su uso: ya no solo transportaron pasajeros, también se afianzaron como el escenario privilegiado para la oratoria popular y la venta ambulatoria. Un auténtico espacio público. Eventualmente se convertirían en armas de guerra, como aquella vez en octubre del 86 cuando Sendero Luminoso secuestró uno para llenarlo de explosivos, aunque antes de huir el comando tuviera la amabilidad de dejar a los asustados pasajeros en su paradero del Puente Atocongo, o aquella otra vez en el verano del 87 cuando el MRTA incendió 3 destartaladas unidades luego de que el gobierno de García anunciara una enésima alza de pasajes. Por entonces, la poderosa Ikarus de Hungría había llevado a la máxima potencia su diseño modular y podía abastecer de carrocerías al fabricante canadiense de autobuses Orión.

Enatru. limasetentas.blogspot.com

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Qué pronto acabaría todo esto, allá y acá. Tras el Muro, cayó Ikarus, privatizada en 1991. Ese mismo año, en el lejano Perú, el Gobierno de Fujimori liberaliza el servicio de transporte. Ese mismo año, el ex policía desempleado José López, natural de Ayacucho, compra en Chile una coaster de segunda que sería el inicio de su imperio interestelar: el consorcio Orión. En agosto de 1992 ENATRU, ya un estegosaurio en tierra de combis velociraptor, fue vendida a sus trabajadores tras fracasar los intentos de una privatización más lucrativa. Una de las empresas formadas por estos expulsados de la tierra del trabajo y lanzados al incierto aire del emprendimiento fue Ikarus 10, un nombre tomado de un tiempo extraño para iniciar el recorrido de una nueva era.

Metal y melancolía

Para referirse a los materiales poéticos de los años 70 la poeta y profesora Sonia Luz Carrillo señala que la ciudad es un "estado de ánimo, perspectiva hecha lenguaje".1 En un célebre artículo de 1985 titulado Lima, crónica de un deterioro, el historiador Tito Flores Galindo afirma que “una ciudad es también la forma como la imaginan quienes la recorren”.2

Las poetas y los poetas de los años 70 definieron y actuaron la calle como una situación para el lenguaje. Para su lenguaje. Eso marcó su vitalismo. En los 80 sus continuadores, herederos y desheredados encontraron y experimentaron de manera cruda que la ciudad, a decir de la escritora Patricia de Souza, era también el lugar de los “enfrentamientos sociales y vejaciones, donde el lenguaje reproduce los cortes sociales”.3

De una década a otra, la intensidad de la ciudad cobró otro signo. Las masas urbanas no son ya los migrantes que la asedian, con sus cuerpos sobre los arenales tizados, ni son los cuerpos volcados a las calles bajo las banderas de la movilización, el paro y la revolución a la salida de la fábrica, del local del partido, a la vuelta de la esquina. La experiencia de lo masivo en la ciudad es ahora raigal-económica: la escasez material, la saturación de los bienes públicos, la determinación de ocupar la calle y hacerla producir.

En el imaginario sobre la ciudad de esa década anida una disputa. Unos ponen el énfasis en el desborde estructural, otros en la experiencia del deterioro. Es en esta segunda vertiente donde encontramos el punto de partida del libro de Pablo Salazar-Calderón: en un ir y venir que cruza una poética de la ciudad y una ética del recordar para producir una imaginería fantástica. Si el material-deterioro, material-emblema, material-pasado son la ignición del proceso poético en Buen viaje, Ikarus 10 su destino no es la ciudad, sino el espacio exterior.

Lima

Las lectoras y lectores de Buen viaje, Ikarus 10 (Paracaídas Editores, 2018) tendrán la impresión de estar en Lima. Encontrarán sugerencias de estar en una ciudad abierta, en un desplazamiento en el que distinguimos Lima por sus promontorios, huacas y descampados (Zorros,p.11; País Autobot, p.13). Para más certeza, se nos ofrecen algunos de sus hitos urbanos: Vía Expresa, Morro Solar, Quebrada Armendariz. Pero Buen viaje, Ikarus 10 nos hace aparecer también y de pronto en lugares-restos, puntos reconocibles producidos en el curso de una devastación que no se nos revela, pero que intuimos cuando notamos que la indefinición nominal se resuelve con la marca de un evento en la superficie: se nos sitúa en “cráteres” (¿qué es un cráter sino la marca de un gran evento en la superficie?), o se nos señala “el punto conocido como crash” (La reaparición del piloto, p.35).

Enatru en febrero de 1982, publicada en “El Dominical” de El Comercio. szf.30796 en el thread los-antiguos-omnibus-limenos de forosperu

Enatru en febrero de 1982, publicada en “El Dominical” de El Comercio. szf.30796 en el thread los-antiguos-omnibus-limenos de forosperu</em>

Estas tres dimensiones (lo desolado, lo conocido, lo misterioso) se integran únicamente porque en los textos subimos y bajamos de enatrus y combis donde las relaciones sociales se reducen a las que son funcionalmente necesarias mientras subimos y bajamos de estos vehículos: Vendedores, choferes, cobradores, pasajeros.

Poco a poco vamos a entender que no estamos en la ciudad. Quizá lo que vemos no es otra cosa que una proyección fantasmal de la ciudad. Quizá somos Juan en el Libro de las Revelaciones y somos testigos de eventos fragmentarios de tiempos que no comprendemos y que tratamos de aprehender con metáforas de otra época. O es que como ocurre ahora cada vez que pegamos la vista en la pantalla del móvil, quizá solo estamos asomándonos a la experiencia de nuestros contemporáneos desde otra dimensión.

Pero no. Cuando nos alejamos de lo real, nuestra salida de Lima se produce por una elaboración fantástica que bebe de dos fuentes. Una, el imaginario infantil y los guiños de una adolescencia pop: los autobots, el pimbol, la película Back to the future (1985). Otra, la de una temprana conciencia del país (millones de intis, lamparines de kerosene y el misterioso asteroide AG1986). Y en nada de esto el poeta resbala en la tentación de explotar la nostalgia. Es otro su uso.

Estos materiales son ofrecidos con cierto aire naive para orientarnos en una extraña secuencia temporal (pasan años, gobiernos de facto) Estamos en la Lima de los años 80 moviéndonos en bestias motorizadas de los años 70, también estamos en los años 90, bajo un nuevo contrato social y hemos pasado del potente frenazo al violento bocinazo. Del “rolls royce de los autobuses” y su innoble decadencia ochentera a combis que ya estaban destartaladas en los primeros meses de su pobre servicio. Y también en el otro sentido, de la irreductible combi al ómnibus de las ventanas enormes y el fascinante acordeón. Vehículos que ya no pudieron atender ni contener nuestros millones de ineficaces viajes.

Combate interurbano interespacial

Todo este descalabramiento temporal nos conduce a la revisión histórica del combate militar del 11 de abril de 1980, entre la Fuerza Aérea Peruana, representada por un Sukhoi 22 y fuerzas no humanas, representadas por un objeto volador no identificado. El combate ocurrió en los cielos de La Joya, en Arequipa. Este es el despegue definitivo de Buen viaje, Ikarus 10. Se trata de la sección ENATRUS A LA VELOCIDAD DE LA LUZ, en la que se resitúan todos los elementos del fresco en un sector indeterminado del espacio o quizá en la frágil conciencia del piloto peruano que por primera, y hasta donde se sabe, única vez, enfrentó a fuerzas extraterrestres.

Se trata de un hecho histórico, real, en el sentido en que son reales e históricas, documentadas, las experiencias de contacto extraterrestre reportadas por un piloto de la aviación peruana en The History Channel. Es en esos nueve poemas de revisión histórica para-temporal en los que el lenguaje de Salazar-Calderón encuentra una ficción a la medida de su proyecto poético, el mismo que desde Terrado de cuervos, su libro de 2008, no ha hecho sino expandirse, para bien de las lectoras y los lectores de poesía.

Footnotes

  1. Carrillo, Sonia Luz. La ciudad poetizada. En: Socialismo y Participación N° 100. Edición especial. Lima, CEDEP, enero 2006 pp. 241-246

  2. Flores Galindo, Alberto. Lima: crónica de un deterioro. Ensayo-reseña del libro "Memoria y Utopía de la Vieja Lima" de César Pacheco Vélez.En: Apuntes. Revista de Ciencias Sociales N°17. Segundo semestre 1985. Centro de Investigación, Universidad del Pacífico, Lima Perú.

  3. De Souza, Patricia. Escribir en tiempos de guerra. Reseña a Kloaka. Antología poética (2014). Publicada en Babelia, suplemento de El País el 18.03.15